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Jeffrey Lionel Dahmer, también conocido como el "Caníbal de Milwaukee", es uno de los asesinos en serie más notorios de la historia reciente. Su macabra historia de asesinatos y necrofilia sigue siendo un tema de fascinación y horror.

Nacido el 21 de mayo de 1960 en Milwaukee, Wisconsin, Dahmer cometió sus primeros asesinatos a una edad temprana, marcando el inicio de una escalofriante carrera criminal que se extendería desde 1978 hasta su arresto en 1991.

Foto familiar de Dahmer (a la derecha)

La infancia de Dahmer estuvo marcada por un entorno familiar disfuncional. Su madre, Joyce, sufría de depresión y otras enfermedades mentales, mientras que su padre, Lionel, estaba a menudo ausente debido a su trabajo y estudios. Dahmer mostró signos tempranos de comportamiento inquietante, como una fascinación mórbida por los animales muertos, llegando a diseccionar pequeños animales en su juventud.

La primera víctima

En 1978, justo después de graduarse de la escuela secundaria, Dahmer cometió su primer asesinato. La víctima fue Steven Hicks, un joven de 18 años a quien Dahmer recogió mientras hacía autostop.

Lo llevó a su casa con la promesa de bebidas y compañía, pero la situación se tornó fatal cuando Dahmer golpeó a Hicks con una pesa y posteriormente lo estranguló. Este asesinato fue el preludio de una serie de crímenes atroces que seguirían en los años siguientes.

Steven Hicks, la primera víctima de Jeffrey Dahmer

La escalada del horror

Tras este primer asesinato, Dahmer intentó llevar una vida normal. Se alistó en el ejército y fue destinado a Alemania, pero fue dado de baja debido a su creciente problema con el alcohol. Al regresar a los Estados Unidos, se mudó con su abuela en Wisconsin, donde continuó con su espiral descendente de asesinatos y necrofilia.

Entre 1987 y 1991, Dahmer mató a 16 hombres más, muchos de ellos de origen afroamericano o asiático, a quienes atraía con promesas de dinero o alcohol.

Las víctimas de Jeffrey Dahmer en orden cronológico

La forma en que Dahmer ejecutaba sus crímenes era particularmente perturbadora. No solo asesinaba a sus víctimas; también las desmembraba y conservaba partes de sus cuerpos como trofeos. En muchos casos, practicaba la necrofilia y el canibalismo. Dahmer incluso intentó crear "zombis" sumisos, inyectando ácido en los cerebros de sus víctimas mientras estaban vivas.

Su apartamento en Milwaukee se convirtió en una verdadera cámara de los horrores, con restos humanos almacenados en diversos lugares, incluyendo un altar hecho con cráneos y otros restos humanos.

El escenario del horror; Imagen del apartamento de Dahmer

La caída de un monstruo

El reinado de terror de Dahmer llegó a su fin el 22 de julio de 1991, cuando su última víctima potencial, Tracy Edwards, logró escapar de su apartamento y alertar a la policía. Al entrar en el apartamento de Dahmer, los oficiales descubrieron una escena dantesca: fotografías de cuerpos desmembrados, cráneos humanos, y otros restos conservados. Dahmer fue arrestado y, tras una serie de confesiones detalladas, fue acusado de 15 asesinatos.

Imagen de la ficha policial de Jeffrey Dahmer

El juicio de Dahmer comenzó el 30 de enero de 1992. A pesar de su intento de alegar demencia, fue declarado mentalmente sano y culpable de 15 cargos de asesinato. Fue sentenciado a 15 cadenas perpetuas consecutivas, sin posibilidad de libertad condicional.

Dahmer pasó sus últimos años en la prisión de Columbia Correctional Institution en Portage, Wisconsin, donde fue asesinado por un compañero de prisión el 28 de noviembre de 1994.

Los crímenes de Jeffrey Dahmer dejaron un auténtico impacto en la historia criminal y en la memoria colectiva. Su caso no solo resaltó fallos en el sistema judicial y en la supervisión de delincuentes sexuales, sino que también abrió un debate sobre la naturaleza del mal y la patología criminal.


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